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¿EXISTE LA BELLEZA?

Me tumbé en un campo de preciosas amapolas, y me picaron los mosquitos.

Quise sentir el placer del tacto en mi espalda, con la fricción de unas manos ajenas, en un salón de belleza, pero solo, logré ver los pies hinchados, desde la camilla en la que yo estaba acostada, de una trabajadora agotada por el cansancio de una larga jornada.

Quise escuchar, en el teatro, la más bella aria de ópera jamás cantada, para después descubrir que el tenor era un depredador con sus compañeros de canto.

Leí poesía, para sentir la sensibilidad humana, mientras la escribana hacía números con la caja recaudada.

Y yo me pregunto, ¿existe realmente la belleza, o es que, tan solo soy incapaz de ir a tientas para poder verla?

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