Sin categoría

MADRE E HIJO, Y EL ABISMO

¿Cuántas veces nos hemos dicho que volveríamos a los veinte años sabiendo lo que sabemos a los cincuenta?

Lo miro, sin demostrarle mi preocupación. A sus veintisiete años, veo a mi hijo desilusionado. Quiero creer, que no me equivoqué al empujarle a estudiar una carrera. Es la tercera vez que se presenta a unas oposiciones para ser policía, sin obtener el resultado esperado. Demasiada competencia para las plazas ofertadas. Deben escoger a los mejores. Mi hijo se plantea si es mediocre, y qué salidas tiene un mediocre en esta vida. Se plantea en dejarlo todo, en dejar de esforzarse, y dejarse llevar. Me duele como madre verlo así. Le doy todo mi apoyo, mientras estamos preparando la cena. Sé que quiere complacerme. Mi polluelo no termina de aprender a volar. Su novia, no ha sido tan fuerte como todos esperábamos, y ha discutido con mi hijo, porque no ve un futuro cierto con él. Ojeo, sin que él me vea, en el móvil, cómo superar la frustración. Lo último que quiero, es que me hijo se convierta en un aspirante a policía frustrado. No es fácil la solución. Si lo dirijo hacia otro camino, siempre se quedará con el sentimiento de no haber logrado su meta. Y si le digo que insista en su propósito, sin obtener el fin deseado, voy a ver aumentada su desesperación. Al final, declino, y no le digo nada al respecto. La propia vida nos guiará. Pase lo que pase, tendremos que ser fuertes los dos y remontar. Contamos con mi experiencia en la vida y su juventud. Madre e hijo, y el abismo.

1 comentario en “MADRE E HIJO, Y EL ABISMO”

  1. La disyuntiva de la vida, como los caminos de un laberinto: uno lleva a la luz y la paz; el otro, a la culpa o el dolor; pero sus rostros se encuentran en un espejo…

    Me gusta

Deja un comentario